Se, muy poco de todo, señor Tiempo de los tiempos,
pero sé que doña injusticia no duerme,
que sus pasos de bruja de hierro,
sobre el rostro de la tierra,
despiertan llantos y miserias
de “pobres constructores de riquezas”.
La reina injusticia trabaja e invade cunas
de niños con hambre,
hombres de manos y ojos cansados.
Esa señora adúltera casada con la crueldad
no duerme ni sueña con arreboles;
se alimenta de muertes, guerras, odios y religiones
tan falsas como noches inmensamente negras
e imaginarias cubriendo
los planetas de nuestros universos universales,
llenando de inviernos las risas de enamorados
que aman su Tierra Madre y no la venden
en los mercados de las pulgas gobernados
por aquellos que viven
de pulgas y dolores.
Tiene hijos repartidos bajo el sol
nutridos con sal y azufre
visten uniformes grises
en sus almas presentes y pasadas.
Por eso, hermanos míos,
para eliminar el llanto de ancianos,
alimentar sus utopías y sus nietos
no dejemos de amar los amores
y nunca jamás dejar de odiar los odios,
pues esa lluvia de horrores
que nos moja, también tendrá su muerte
más temprano que tarde:
Hermanos míos.
AUTOR:Pablo Hernán Pinto Ballesteros (15/07/16)